Si decimos que el merchandising son todas las acciones destinadas a favorecer el consumo de nuestros productos, llegaremos más pronto o tarde al packaging.
El packaging, sin ser un elemento propiamente de merchandising y a parte de su función protectora, forma parte de las llamadas técnicas de exhibición, destinadas a provocar motivación y atracción, con el objetivo de influir en la decisión de compra del consumidor.
En ocasiones las marcas consiguen crear vínculos entre el producto y el consumidor a través del packaging personalizado del producto y hay casos en que estos vínculos van más allá de la relación comprador/vendedor, haciéndonos partícipes del diseño de packaging, un ejemplo lo tenemos en la edición limitada de la botella de Heineken para celebrar su 140 aniversario.
El packaging, sin ser un elemento propiamente de merchandising y a parte de su función protectora, forma parte de las llamadas técnicas de exhibición, destinadas a provocar motivación y atracción, con el objetivo de influir en la decisión de compra del consumidor.
En ocasiones las marcas consiguen crear vínculos entre el producto y el consumidor a través del packaging personalizado del producto y hay casos en que estos vínculos van más allá de la relación comprador/vendedor, haciéndonos partícipes del diseño de packaging, un ejemplo lo tenemos en la edición limitada de la botella de Heineken para celebrar su 140 aniversario.
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