El vino ya no sólo es un arte, en sí mismo, por su laborioso proceso de fabricación y sabor, sino también por su trabajo creativo y diseño a la hora de envolver sus botellas. El diseño de las botellas de vino se ha convertido en un aspecto relevante a la hora de presentar y vender el producto.
El diseño de las botellas de vino, con etiquetas sugerentes, colores capaces de transmitir el olor y sabor de los caldos, imágenes que evoquen a experiencias, etc., son los detalles, que añaden valor a un producto y consiguen llamar la atención del cliente y que se encuadran bajo la denominación de packaging.
El packaging es el envase o envoltorio de los productos de una marca para su posterior puesta a la venta en el mercado. En el mercado del vino, las etiquetas y las cajas donde presentar las botellas, así como los diseños creativos sobre el vidrio, hacen que los caldos también comuniquen un mensaje. Un mensaje que habla, de cara, a los clientes. Vino y diseño se conjugan en una misma palabra para conseguir que los caldos sean algo más que un producto sobre la mesa. La etiqueta, el tapón, el envase final… Todo cuenta. El diseño en el sector vinícola aporta:
- Valor al producto y a su marca, ya que brinda elegancia, belleza, creatividad y distinción.
- Un mejor posicionamiento dentro de su mercado y frente a la competencia.
- Mayor visibilidad frente al consumidor, ya que consigue atraer su atención a través de la vista. Por otro lado, el packaging y el diseño consiguen una mejor identificación del producto a la hora de su compra.
- Comunicación, debido a que ofrece al cliente un aporte de información adicional acerca del caldo y de su estilo.
Las bodegas más innovadoras lo saben y, por eso, a día de hoy, se disputan a los mejores diseñadores para que hagan de su caldo un producto atractivo y seductor, además de un vino sabroso y de calidad.
Imagen: https://www.flickr.com/photos/rioja1808/